jueves, 14 de enero de 2016

En política todo parece normal.





Los cambios en cualquier cosa siempre dan un cierto temor y reparo a lo que pueda suceder con ellos. ¡Es lógico! el miedo a lo desconocido. Pero da más miedo ver como viejas formulas son resucitadas con aires de cambio.

Volviendo al tema de ayer, sobre la moción de confianza a Blanco, ha quedado claro una vez más que da igual el color político, da igual las ideas de sus dirigentes, da igual la trayectoria marcada o el discurso. Al final el “sillón “ es el que manda. No se ha puesto ni morado el Diputado de esta formación ante la moción presentada. Ahora se agarra a lo que tanto ha criticado su partido y deja de lado lo que expresan la mayoría dentro de su seno. En fin, es una cuestión ésta que ya no va a ningún lado. Se le ha visto el plumero como a tantos otros. Si hacen todos ustedes un poco de memoria lo recordaran en el pueblo de Guriezo. Pero similitudes a parte es normal que estos partidos emergentes caigan en la trampa de la maquinaria política y sus triquiñuelas. Tienen claros maestros trileros de la democracia. Un ejemplo puede ser este:” González Vega, uno de los cuatro senadores que el PSOE 'presta' a otros partidos para formar grupo pasa temporalmente a Democràcia i Llibertat junto a Ricardo Varela”.
Esta noticia, que veremos mañana en los diarios,  argumenta como este tipo de cosas son normales en la política española. Quizás lo sean pero ¿a quién le dan el voto los ciudadanos? Buena pregunta.
Así es lógico que ocurran cosas en las ciudades o en los pueblos con sus candidatos. Si fomentan desde las más altas esferas el desarraigo de lo que  representan luego es normal que otros apliquen lo que les viene en gana y en conveniencia  a otras escalas menores.

Poco se puede esperar de esta nueva legislatura que hace amago de  empezar a nivel nacional y en muchos casos, menos de la que ya empezó hace unos meses a nivel local.

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